La GYRA ESPYRAL continuó cabalgando la curvatura espacio-temporal a lomos de la Idea-Diosa Ouróboros: de Málaga ascendimos hacia Oviedo.
El tetrarca de
Humo, entonando un antiguo canto de los Transmontanos que habitaban las ancestrales tierras de Asturias, consiguió invocar a las huestes de PYLAR en el norte.
Los heresiarcas de PYLAR lo hicieron siguiendo la numinosa Ruta de la Plata (que cruza la península de sur a norte y a través de la cual el comercio de metales consiguió dotar a los herreros y alquimistas de la dorsal atlántica de poderosos artefactos).
Recuerdos de batallas de los pueblos libres y lunares contra el enemigo romano solar se manifestaron al contemplar aquellas viejas montañas que lo presenciaron todo...
Los recuerdos se acentuaron al introducirnos en lo más profundo del Macizo Astur, cuyas antiquísimas piedras paleozoicas y poderosísimas fosas tectónicas nos hicieron enmudecer de admiración...
Comenzamos, pues, a contrarrestar esas enigmáticas potencias con conjuros musicales de alto nivel...
Pero los vientos se levantaron espectrales contra nosotros...
El peligro quedó atrás. Parece que conseguimos superar el rito inciático propuesto por las masas de roca que se alzaban a nuestro alrededor...
Finalmente, el ritual tuvo lugar. PYLAR invocaron a las antiguas fuerzas del metal ancestral junto a otras valientes bandas ...
La ceremonia se llevó a cabo en unas condiciones de concentración máximas que hicieron que fueran muy escasas las imágenes tomadas por los asistentes.
Al día siguiente, contemplamos el paisaje que nos rodeaba y vimos cómo el ser humano y el espíritu de la montaña y del bosque batallaban por la dominación del medio...
De vuelta al sur, de nuevo a través de la Ruta de la Plata, y atravesando la hipnótica meseta...
Los conjuros musicales siguieron sonando (LenguadeCarpa y Bar-Gal eligiendo, Gamaheo y Trarames guiando la óleo-máquina-lineal y sonriendo a veces, Lingua Alaudae ausente mientras reestablecía una grieta en el tejido estructural de la esencia de lo real).
Madrid nos espera en el centro de la espyral, aunque habrá que esperar a que la Diosa Maya se muestre en el horizonte y nos ciegue con su útera belleza...