lunes, 24 de noviembre de 2014

Historia oculta del templo: las columnas, los pilares del tiempo

¡Contemplad!

Contemplad cómo los pilares se alzan desde los abismos del tiempo. El ser humano observó cómo la naturaleza le mostraba sus secretos más profundos. Solo había que observar... observar y contemplar con paciencia hasta que el arcano se mostraba ante ti.

Una vez que el terror cósmico, el terror a la muerte hizo su aparición en la mente del ser humano, este tuvo que defenderse y así creó el lenguaje más antiguo de todos, la Lengua Madre: el simbolismo.

Toda religión, ciencia natural o filosofía tiene aquí su origen, en el miedo a la muerte.

Y así comenzaron a alzarse templos y las columnas y pilares que formaban parte de ellos se convirtieron en un símbolo... y nos hablaban de la relación entre lo de arriba y lo de abajo, del cielo y de la tierra, de lo que se muestra y lo que yace oculto...

En Egipto, las columnas nos hablaban del eterno sendero, formando una hilera que acompañaba al caminante a reunirse con sus dioses. solo había un camino y lo que quedaba a sus lados, apenas discernible, no existía...


En China, las columnas del los templos, al igual que estos, no dominan el paisaje, el espacio, sino que forman parte del conjunto como un elemento más. Están integrados en la naturaleza, se amoldan al paisaje...



En la Grecia clásica, las columnas nos hablan del eterno presente, del tiempo infinito que no tiene ni pasado ni futuro. La columna dórica penetra en la tierra, inmovilizando la existencia. El templo es rodeado, impidiendo que la consciencia se expanda en el espacio y en el tiempo. Todo era abarcable con una sola mirada...




En la basílica árabe, los pilares sostienen el espacio interior, aquel donde el alma mágica se encuentra. La bóveda es sostenida por columnas y se alza pero no para ascender sino para cubrir, para destacar lo que ocurre bajo ella, negando el "exterior"...




En el Renacimiento, las columnas en las fachadas de las catedrales nos hablan del impulso dinámico que empujaba al espíritu europeo tras el gótico. Las columnas salomónicas, entornándose sin fin, nos hablan de las fuerzas ocultas que relacionan lo superior con el inframundo, dos direcciones, dos caminos a seguir por parte del iniciado...





En el interior del templo catedralicio, los pilares se elevan como árboles de un bosque sin fin que unen sus copas sobre nosotros, hablándonos de horizontes lejanos que aún no han sido hallados. Esos ingentes pilares permiten que el exterior del templo penetre en el interior a través de las vidrieras, cuyos colores translúcidos nos muestran la esencia de lo inmaterial...



Y los templos siguen alzándose... y los pilares siguen sustentándolos...

Bar-Gal, miembro de PYLAR y del Numinoso Círculo Atlántico




martes, 11 de noviembre de 2014

Historia oculta de la música: El canto gregoriano – Antecedentes (I)

¡Recordad!

Recordad cómo fue el sonido, la música, quien guió el destino de las otras artes durante muchos siglos.
Suele pasarse por alto la extraordinaria importancia que el denominado Canto Gregoriano tiene para la historia de la música. En él se ocultaron los últimos arcanos de la música de las grandes civilizaciones que sobrevivieron a la caída del mundo antiguo en el siglo V.



Para rastrear esos tesoros ocultos en el gregoriano habremos de hacer un estudio de sus antecedentes. Si seguimos ese rastro, que pocos se han atrevido a seguir tan lejos, acabaremos retrocediendo en el tiempo y viendo que los orígenes del canto llano se encuentran en la música cortesana faraónica que se entonaba dentro de las numinosas pirámides e incluso más allá, en la música que las sacerdotisas guardianas del saber de la antigüedad cantaban dentro de los increíblemente poderosos templos megalíticos de la prehistórica Europa occidental.

Pero antes de viajar tan lejos, me centraré en los antecedentes cercanos del gregoriano.



Los orígenes del canto gregoriano se encuentran ocultos tras una espesa bruma a través de la cual es difícil orientarse. Tras la caída del Imperio Romano y el fin del mundo antiguo la liturgia cristiana se extendía por extensas zonas de Europa, África y Asia. 



La falta de un poder centralizador hizo que el canto sagrado adoptara características diferentes según la región y así se formaron una multitud de escuelas:

-          Canto Ambrosiano

San Ambrosio, obispo de Milán (340-397 d.E.C.), trajo desde Bizancio (mientras el imperio romano intentaba no sucumbir ante la presión de los pueblos bárbaros) un regalo para occidente: el canto antifonal. Este canto encerraba fuertes ecos del antiguo canto bizantino. Podemos comprobarlo en los adornados melismas que entonaban sus cantores....


... desde el corazón de la Basílica de San Ambrosio:



-          Canto Romano Antiguo

La influencia oriental sigue su curso y del norte de la península italiana llegamos a su parte central, a Roma, la ciudad imperial. El canto romano antiguo sigue conservando una fuerte influencia bizantina, con restos incluso de polifonía oriental...



... cuyos melismas acariciaron la poderosísima cúpula del Panteón de Agripa, convirtiéndola en portal entre mundos:



-          Canto Beneventano

Llegamos finalmente al sur de la península italiana para oír el canto beneventano, muy ornamental, y donde seguimos vislumbrando que la sombra de la basílica de Santa Sofía y sus ecos orientales inundan la esencia de este canto litúrgico...


...cuyos arcanos yacen entre los muros de la Iglesia del Santísimo Salvador de Benevento:


-          Canto Visigótico

Simultáneamente al desarrollo de los tres cantos anteriores, se erigía el cuarto pilar del canto gregoriano en la península ibérica. Este canto es extremadamente particular ya que bebía de muchas y muy diversas corrientes: la ancestral tradición galicana relacionada con los druidas celtas, las iglesias norteafricanas y la influencia del canto árabe presente en la península. 


Cuando el cardenal Cisneros lo rescató del olvido, el canto visigótico volvió a entonarse en la Catedral de Toledo, haciendo que el templo se elevara en busca de un remoto pasado:




Bar-Gal, Gran Guardián del Metal Ancestral, miembro del Numinoso Círculo Atlante