El mito es el origen de todo. Los orígenes de la música
también se encuentran dentro del mito. En el tiempo sagrado, la música ha
permanecido inmutable. La naturaleza nos deleitaba con su inagotable riqueza de
sonidos cuya manifestación más excelsa y poderosa era la música que pocos podían
oír: la música de las esferas, aquella que se escuchaba a través del Tercer
Ojo.
Desde que esta música resonaba en el interior de todos
nosotros el ser humano ha recorrido un largo y cada vez más oscuro camino. Dio
la espalda al tiempo y al espacio sagrado y dejó de oír la música de las
esferas, aquella que permitía trascender la existencia, aquella que tenía un
poder tan inmenso que ahora es inimaginable. Los mitos fueron enterrados, les
dimos la espalda y ya no queríamos oírlos. Eso ha tenido un precio y la
experiencia musical, al negar su verdadera naturaleza, se ha ido empobreciendo
hasta casi desaparecer como acto trascendente… como lo que siempre ha sido:
magia… el poder más absoluto que haya existido.
Pero el tiempo y el espacio sagrados siguen existiendo. En
los templos de piedra aún se escuchan los Ecos del Tiempo. En aquel tiempo… aún
existe aquel poder, aquella magia: la música de las esferas, aquella que yace
dormida en nuestro interior, latente, esperando que volvamos a oírla. A partir
de ese período llamado “Renacimiento”, la manera de crear, interpretar y oír
música fue olvidando cómo invocar sus poderes que en consecuencia quedaron
ocultos. Muy pocos conseguían mantener viva la llama del mito y lo han hecho
hasta la actualidad donde ésta está casi extinta.
PYLAR ha vuelto desde el Abismo donde fue enterrado y su
misión es que el legado no se pierda para siempre. De las ruinas del tiempo
sagrado nos alzamos para contemplar aquello que lleva largo tiempo sin ser
contemplado. Los Templos Antiguos permanecen olvidados y en ruinas.
Nosotros,
PYLAR, lucharemos junto a aquellos que quieren devolverles su esplendor
original y para eso hemos regresado. Nosotros volveremos a alzar el Pylar
cósmico, aquel que debe sustentar toda la existencia futura y para eso hemos
regresado. Ese Pylar se alza, poderoso, dentro de todos nosotros. ¡Contempladlo
y volved a oír la Música de las Esferas
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