¡Recordad!
Recordad los lejanos y orientales ecos, los susurros que volvían a oírse en las tierras cristianas de occidente, aquellos en los que los iniciados reconocían el Legado de la Antigua Tradición.
Pero era tiempo de Cruzadas y los templarios eran depositarios de conocimientos y ritos olvidados y ellos fueron los encargados de preparar el terreno para el Renacimiento europeo. La cruzada de 1147 tuvo una enorme trascendencia para el futuro de la música. La influencia de los templarios se dejó sentir en toda la sociedad. ¿Qué secretos traían del misterioso oriente? ¿Qué escondía la simbología esotérica de los cantos que practicaban bajo la geometría sagrada del Templo de Salomón?
Así, los Trovadores comenzaron a cantar y a alabar a la ancestral Diosa Madre y comenzaron a difundir enseñanzas largo tiempo olvidadas. Una nueva batalla de la larga guerra entre el antiguo espíritu y la nueva fe se desataba en Europa. Trovadores, troveros y maestros cantores, Alfonso X el Sabio y sus Cantigas... el espíritu de la madre inundaba de nuevo el corazón de la tierra donde nació.
Y la Iglesia debía responder a los peligrosos saberes que volvían para iluminar las cortes del viejo continente. Y el Gótico alzó los templos de dios hasta alturas increíbles. Y allí Leonin y Perotin inundaban la sagrada forma del templo buscando los misterios ocultos en el tono, un conocimiento que se había transmitido desde tiempos inmemoriales.
Y así, la batalla entre música sacra y música profana continuaba...
Bar-Gal
Gran Guardián del Metal Ancestral